Al hablar del sector financiero no solo nos referimos a la banca, sino que englobamos todas las empresas y las instituciones vinculadas con las finanzas y productos relacionados: aseguradoras, inversiones, trading, real estate, intermediarios, compañías de leasing, exchanges de criptomonedas, neobancos, fintechs, y la lista podría continuar.
Y si nos referimos al cumplimiento normativo asociado con este sector, una de las principales organizaciones intergubernamentales es el Grupo de Acción Financiera Internacional o sus siglas “GAFI” —en inglés, The Financial Action Task Force (on Money Laundering), FATF—. El sitio web oficial de este organismo lo define de la siguiente manera:
The Financial Action Task Force (FATF) is the global money laundering and terrorist financing watchdog. The inter-governmental body sets international standards that aim to prevent these illegal activities and the harm they cause to society. As a policy-making body, the FATF works to generate the necessary political will to bring about national legislative and regulatory reforms in these areas.
El Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) es el organismo mundial que lucha contra el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo. La institución intergubernamental establece estándares internacionales que tienen como objetivo prevenir estas actividades ilegales y el daño que causan a la sociedad. Como órgano de generación de políticas, el GAFI trabaja para generar las políticas necesarias para lograr reformas legislativas y reglamentarias nacionales en estas áreas].
La GAFI se creó en 1989 por los países integrantes del G-7 (Francia, Estados Unidos, Reino Unido, Japón, Alemania, Italia y Canadá). Además de fijar los estándares internacionales y promuever la efectiva implementación de políticas, medidas legales, regulatorias y operativas para prevenir y combatir el Lavado de Activos, la Financiación del Terrorismo, también hace lo propio con respecto a la Financiación de la Proliferación de Armas de Destrucción Masiva (LA/FT/FPADM), así como también otras amenazas relacionadas con la integridad del sistema financiero internacional, la seguridad y la paz mundiales.
Siendo Colombia uno de los 200 países y jurisdicciones comprometidos con la implementación de las medidas exigidas por el GAFI (link) creemos que nuestra labor desde Complif es de vital importancia en dicho país, ya que nuestro software permite la actualización periódica de las regulaciones y el correcto cumplimiento de las entidades clientes.
Cabe destacar, que la GAFI no regula, sino que emite recomendaciones las cuales las partes deben atenerse a fin de cumplir con los parámetros de seguridad internacionales.
Es decir, es ideal que todas las empresas y negocios del área financiera deben tener en cuenta las recomendaciones del GAFI, junto con las normativas AML existentes y los requerimientos KYC para poder operar. Dichas recomendaciones, también conocidas como Estándares internacionales sobre la lucha contra el lavado de activos y, la financiación del terrorismo, y la financiación de la proliferación de armas de destrucción masiva, se formularon en 2012 y se encuentran en constante actualización para responder por los retos de la economía actual. Al momento, son cuarenta las recomendaciones, que se pueden ver aquí.
En concreto, esas recomendaciones del GAFI establecen medidas esenciales que los países deben implementar para lograr lo siguiente:
- identificar los riesgos, y desarrollar políticas y coordinación local;
- luchar contra el lavado de activos y el financiamiento del terrorismo;
- aplicar medidas preventivas para el sector financiero y otros sectores designados;
- establecer poderes y responsabilidades (por ejemplo, autoridades investigativas, de orden público y de supervisión) y otras medidas institucionales;
- mejorar la transparencia y la disponibilidad de la información de titularidad de beneficio de las personas y estructuras jurídicas;
- y facilitar la cooperación internacional.
Las recomendaciones son un protocolo de garantía de seguridad que no es simple. Sin embargo, su correcta comprensión y aplicación otorgan transparencia a la industria financiera y cubre a las empresas ante la posibilidad de incurrir en delitos involuntarios y a ser víctimas de fraude. Esto no solo pone en juego la reputación de una compañía, sino que incluso puede afectar su supervivencia en el peor de los casos; en el mejor de ellos, evita que tanto entes internacionales como nacionales multen a una empresa por incumplimiento.
Tal como mencionamos anteriormente, para poder seguir al pie de la letra estas regulaciones y estar en constante actualización, no es una tarea sencilla, por eso creemos que lo mejor es disponer de un partner estratégico que ayude a las financieras a estar al día en lo que respecta a sus obligaciones desde el conocimiento exhaustivo de las regulaciones y la posibilidad de desarrollar la tecnología adecuada para que los cumplimientos se hagan de forma optimizada y automatizada.
Este último punto es clave: la correcta adecuación de las tareas orientadas al cumplimiento de las recomendaciones del GAFI demandan contar con una infraestructura tecnológica acorde al desafío y que, en simultáneo, se adapte a la perfección a las necesidades puntuales de cada compañía con soluciones plug and play y garantías de posibilidades de escalabilidad. Esto compete, por supuesto, a los especialistas en compliance.