El monitoreo basado en riesgos es una estrategia de cumplimiento que prioriza los esfuerzos y recursos de una organización en función del nivel de riesgo asociado a sus clientes, productos, geografías y canales de distribución. En lugar de aplicar controles uniformes, este enfoque permite ajustar las medidas de mitigación según la exposición al riesgo, optimizando así la eficiencia operativa y el cumplimiento regulatorio.
La clave está en segmentar adecuadamente a los clientes y actividades según criterios específicos, como su residencia, actividad económica, historial transaccional y otros factores relevantes. Esto asegura que las organizaciones puedan enfocarse en las áreas de mayor riesgo, reduciendo los falsos positivos y mejorando la detección de actividades inusuales o sospechosas.
Uno de los pilares de un sistema de PLD efectivo es la segmentación adecuada de los clientes en función de su riesgo. Esto implica considerar factores como:
Evitar umbrales lineales y numéricos genéricos es fundamental. La incorporación de criterios más específicos y cualitativos permite una evaluación más precisa del perfil de riesgo de cada cliente y, por ende, de la compañía en su conjunto.
La eficiencia de un sistema de PLD no solo se mide por la cantidad de alertas cerradas, sino también por otros indicadores clave:
Estos datos, combinados con información cuantitativa sobre el monto total operado y su distribución entre clientes, ayudan a optimizar la asignación de recursos.
La tecnología desempeña un papel fundamental en la gestión del riesgo y la prevención de lavado de dinero. Los panelistas destacaron herramientas y enfoques tecnológicos que están transformando los procesos:
Estas soluciones no solo aumentan la eficiencia, sino que también mejoran la precisión al identificar riesgos reales y minimizar falsos positivos.
Un punto recurrente fue la necesidad de gestionar alertas y casos dentro de un límite manejable para los equipos de trabajo, sin comprometer la cobertura del riesgo. Por ejemplo, establecer umbrales que permitan al equipo monitorear un número razonable de clientes mientras abarcan la mayor proporción posible del monto operado.
Este enfoque permite priorizar clientes y actividades de mayor riesgo, asegurando que los recursos se utilicen de manera efectiva.
El monitoreo basado en riesgos no solo es una exigencia regulatoria, sino también una herramienta poderosa para optimizar la gestión de recursos y proteger a las organizaciones. La segmentación precisa, la medición constante de la eficiencia, el uso de tecnología avanzada y el balance adecuado entre recursos y cobertura son los cimientos de un sistema de PLD efectivo.
En un entorno cada vez más complejo, abrazar estas estrategias no solo mejora el cumplimiento normativo, sino que también refuerza la confianza en las instituciones financieras.
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