La evidencia está a la vuelta de la esquina: crece cada vez más la necesidad de que las instituciones financieras dispongan de sistemas de compliance optimizados de punta a punta. En este artículo lo veremos en un caso particular, el de las DeFi.
De acuerdo con un estudio de Americas Market Intelligence (AMI), el 8 % de los latinoamericanos adultos compró criptomonedas hacia finales de 2021, grupo en el que destacaron los argentinos (12%), seguidos por peruanos (5%), mexicanos (6%) y brasileños (7%), mientras que un 18 % se mostró interesado en hacerlo.
En octubre del 2022, crecieron los envíos inmediatos de dinero dentro de las billeteras virtuales: superaron los 74,4 millones de transacciones (202,4 % más que hace un año) por $222,3 mil millones (subieron 134,9 %), según datos del BCRA.
Además, se efectivizaron 162,9 millones de transferencias por $3,8 billones, lo que implica, en relación con último año, un aumento del 104 % y 18 %, respectivamente. Un dato particularmente significativo es que el 54 % de esas operaciones tuvo como origen o como destino una cuenta fintech: más de la mitad de las operaciones se hizo con CVU.
En la Argentina actualmente hay una decena de exchanges (plataformas) de criptomonedas. Y se calcula que son 2.500.000 los usuarios de criptomonedas. Pero para que la adopción siga en crecimiento y que el mercado tradicional acepte y respete estas transacciones, debemos contar con procedimientos ágiles de compliance que nos permitan cada vez más confiar en estos nuevos canales de inversión y pago.
Estos datos nos remiten a una idea ya corriente: hace años, la banca tradicional procuró acercarse a sus clientes con soluciones mobile, entre ellas, con la posibilidad de que los clientes usaran sus computadoras una vez que se masificó el uso de internet. El homebanking, por ejemplo, fue una solución exitosa en su momento, lo mismo que la disponibilidad de tarjetas.
Sin embargo, no se trató de productos lanzados como innovación estrictamente financiera por parte de la banca, sino como mera adecuación a un cambio en los hábitos de consumo, solo que, cuando la banca tradicional se actualizó, los hábitos de consumo habían vuelto a cambiar. Igualmente, desde Complif, creemos en que la adaptación de la banca tradicional fue realizada en mayor medida de forma exitosa, aunque actualmente pueda mejorarse mediante nuestros sistemas de software de forma más eficiente y rápida que lo que han tardado en adoptar los mecanismos anteriormente mencionados.
Las billeteras virtuales son una solución propia de las fintechs, que los bancos y neobancos están procurando incorporar. El punto es que esas wallets, sobre todo si se enmarcan dentro de protocolos DeFi (finanzas descentralizadas) deben ser seguras y ágiles, lo cual se logra, en gran parte, gracias a la automatización de los procesos de compliance.
DeFi: cómo compliance automatizado otorga confianza a los usuarios
Las finanzas descentralizadas son una infraestructura en crecimiento que no depende de intermediarios financieros centrales como plataformas de intercambio o bancos para ofrecer instrumentos financieros, sino que utilizan contratos inteligentes (smart contracts) y plataformas como Ethereum.
Planteado el escenario así, una institución, fintech o no fitench, que pretenda incorporar las DeFi, ¿cómo puede garantizar la seguridad y la certeza, por ejemplo, de que no está siendo utilizada como puente para financiar el terrorismo o promover el lavado de dinero, puesto que cualquiera puede acceder a la blockchain?
Aquí es donde entran en juego las políticas de compliance correctas. La única forma de cumplir con las regulaciones vigentes a nivel nacional e internacional, por un lado, y de brindarles tranquilidad a los usuarios, por el otro. A fin de poder adentrarse en el universo regulatorio dinámico, explicaremos a continuación cómo podemos transformar en eficientes estos procesos para que los mismos cumplan con los parámetros de cumplimiento y seguridad nacionales e internacionales.
Onboarding ágil y KYC (Know Your Costumer) eficiente: Un (presunto) exchange que no aplique un adecuado protocolo de KYC, de cara a un usuario, ya es un exchange para ser descartado, si lo que ese usuario busca son garantías. Sin embargo, este protocolo debe ser lo más ágil posible, al igual que el proceso de onboarding, y esto se logra mediante la automatización y la optimización del compliance. Desde Complif agilizamos ese proceso de forma rápida y sencilla para el usuario, con un dinamismo claro en la forma de visualizar y utilizar el UX/UI ante el cliente.
Un ejemplo sencillo: si yo, como usuario de una fintech, quisiera realizar una transacción un domingo a las 23.00 hs. y me pidieran que me acercara el lunes siguiente a las 09.00 hs. a una sucursal física para concretarla, la promesa de agilidad de la fintech sería falsa. Y lo mismo si dicha transacción se demorara más de segundos. Esta transacción es válida de realizarse de forma automática por el proceso que se ha realizado previamente y la capacidad del software de recabar y cruzar la información brindada por el usuario y las APIs con los organismos correspondientes. Se crea a partir de esta base de datos un perfil transaccional e inversor del cliente que acelera la trazabilidad de las operaciones.
El punto central, acá de nuevo, es que para que esto sea posible, esa fintech o institución financiera debe tener todos sus procesos de compliance automatizados; de lo contrario, sería imposible, ya que una persona debería corroborar que el usuario que dice poseer una identidad y un origen de fondos sean genuinos, cruzando bases de datos acaso de forma manual, mientras que otra debería hacer el rastreo de la operación para asegurar su destino.
En adición, el cumplimiento regulatorio y normativo correcto, de cara al interior de la institución en juego, la blinda ante eventuales casos de fraude con sus consecuentes sanciones, en el mejor de los casos, monetarias. Y de cara al usuario, ese cumplimiento le otorga la tranquilidad de saber que opera con una institución auditada y transparente, lo cual redunda en confianza, particularmente significativa en los tiempos que corren.
Además de ello, contamos con un módulo de software integral el cual monitorea en tiempo real las transacciones, y de haber operaciones llamativas y/o ajenas al perfil del inversor, las mismas son alertadas por el sistema el cual notifica que y cual es el problema que se realizó ante una eventual maniobra fraudulenta.
No obstante, existen defensores acérrimos de las virtudes independientes de la blockchain y bregan por la no intervención de agentes externos. Solo que, si esto fuera realmente así, y yo quisiera intercambiar activos con un alias/CVU, cuya autenticidad desconozco, ¿de qué recurso podría valerme para estar tranquilo si no es exclusivamente en la apuesta a ciegas? Idéntico es el caso si decidiera poner a rendir mis activos en un exchange: ¿cómo puedo saber que ese exchange cuenta con respaldo suficiente, por ejemplo, para entregarme los rendimientos ofrecidos?
Claro está, que a mayor información y educación financiera del usuario, más descentralizado pueden ser las herramientas que use, pero para el denominador común de clientes y para la adopción masiva de estas operaciones y billeteras, es de suma importancia dar cada vez más tranquilidad al usuario.
Al menos de momento, la tecnología blockchain y sus aplicaciones son impracticables o, al menos, desaconsejables, si detrás no existe una entidad con una infraestructura correctamente automatizada y con todos sus cumplimientos regulatorios al día, lo cual cobra especial relevancia cuando se trata de balance final de una compañía y del dinero de las personas.